domingo, 29 de novembro de 2009

Retratos Cubistas

Ya en 1909 Picasso realizó una serie de retratos en los que el rigor en su disciplina de búsqueda de una nueva concepción del espacio le condujo a una reducción progresiva en el uso del color; en los paisajes de Horta y en Femme qui coud (Mujer que cose) (Collection Claire B Zeisler, Chicago), pintado durante el invierno de 1909 a 1910, la paleta se restringió a ocres, grises y verdes, hasta eliminar este color y entrar en una monocromía que en ocasiones se rompía con sutiles gradaciones de grises y ocres. En 1910, pintó entre otros los retratos de Ambroise Vollard (Moscú, Museo Pushkin), Wilhelm Uhde (St.Louis, Colección Pulitzer) y Daniel-Henry Kahnweiler (Art Institute of Chicago), en los que, a pesar de su tendencia progresiva a pintar con el ojo del pensamiento más que directamente de la naturaleza, trabajó en numerosas sesiones con los modelos, a semejanza del de Gertrud Stein anteriormente; a pesar del progresivo proceso de segmentación analítica del espacio y la forma, Picasso captaba la fisonomía de los personajes.
Picasso y Fernande pasaron el verano de 1910 en Cadaqués (Gerona, España), donde su amigo Ramón Pichot pasaba las vacaciones; alquilaron una casa a pie de mar, y se les unieron Derain y su esposa. Tras las vacaciones, Picasso volvió cargado de obras inacabadas en las que se hizo patente un avance hacia el nuevo lenguaje del cubismo; en el Retrato de Daniel-Henry Kahnweiler que pintó tras las vacaciones el personaje es tratado como una estructura tridimensional que se manifiesta en elementos trastocados en el espacio en una trama transparente, vista desde múltiples ángulos y aun así conformando una totalidad coherente, como también sucede en cuadros como Femme nue debout (Mujer desnuda en pié) (Philadelphia Museum of Art)[71]
El invierno de 1910 a 1911 Picasso y Braque mantuvieron una colaboración tan estrecha que es difícil aventurar el origen de las ideas que ambos pusieron en marcha, y al no firmar los cuadros hubo momentos en que se les hizo difícil distinguir la propia obra de la del otro; a medida que avanzaban en su análisis del objeto, Picasso y Braque sentían perder la referencia con su realidad reconocible. Esta inclusión de elementos de la realidad en sus composiciones cubistas les condujo posteriormente al trampantojo o trompe l'œil, y de aquí a la invención del collage, con lo que rompían con la tradición de no emplear más de un medio para una obra y ponían en cuestión los principios de la pintura misma.

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